Este texto lo escribí el 25 de mayo del 2022, desde una invitación al estilo «statement» para una exposición de mi amigo pintor Richie Morales, cuya obra interpela el sistema desde siempre, cuestiona las crisis estructurales y a la vez invita a preguntarnos y crear otros mundos posibles. Aquí les comparto el texto, que hoy por hoy ha cobrado más vigencia, ojalá un día deje de estar vigente la guerra y el texto, ojalá un día la guerra sea extemporánea y no tenga sentido leer ni escribir estas líneas de sangre y muerte.

¿Qué seres estamos gestando desde la práctica de la antropofagia?, desde que el humano es humano la vida ha girado en ciclos de violencia, nos hemos dedicado, con gran esmero, a gestar diversos escenarios de destrucción, al punto de normalizar las heridas en nuestro cuerpo humano y cuerpo Estado, al punto de no querer lamerlas más porque sabemos que sobre ellas mismas pronto caerá otra bala, otra herida se abrirá.

Somos heridas abiertas sangrando a diario, nos desplazamos del dormitorio al baño, del baño a la cocina, de la casa a la oficina, atravesamos semáforos, oímos disparos, somos indiferentes, por precaución, somos cínicos del siglo XXI, expresamos palabras armas de compasión y devoción al Dios Vida al Dios Dinero, le pedimos que no nos falte el puño nuestro de cada día, para no aburrirnos, mientras nuestras desabridas existencias se desplazan cual bang bang entre un cuerpo y otro que asesinamos en la gran carrera de profesionalización y empleo para llegar a fin de mes con algo de dignidad confundida con la cuenta bancaria.

La mirada iracunda, la voz elevada, los dedos apretando el gatillo dos, tres veces por semana, las veces que sea necesario, para salvarnos del “enemigo”. Con este Ethos hemos ingresado al antropoceno como consecuencia de una maquinaria de acciones en la bolsa de valores y de acciones cotidianas incuestionables. Somos el Leviatan de Hobbes encarnado, su sueño hecho realidad.

Hemos prefigurado y configurado un sistema perfecto para gestar la violencia con un cinismo tal que ninguna legalidad la cuestiona, con nuestra antropofágica conducta hemos logrado ser los soldados que no se pueden soldar, las deudas que no se pueden saldar, viviendo la era del rojo, una era diseñada para emitir vibraciones a escala planetaria en los pulsos de cada sujeto muerto, naciente y matador.

Somos cómplices y testigos de una maquinaria de guerra que fragmenta familias y mutila infancias en los diversos rincones planetarios donde se obtiene la materia prima para producir las armas que guardan en su centro la genealogía de la violencia contenida en las miradas, en el sudor, en la respiración acelerada, en el cuerpo desgarrado y hediondo.

Diversos objetos de mutilación de la historia humana confluyen y se entrelazan, para provocar desde un gatillo, un cuchillo, una bomba nuclear, un acuerdo bilateral, una decisión atravesando los canales neuronales hasta posicionar la muerte como foco de acción, no hay subordinación ni jerarquía, no hay legitimidad ni legalidad racionales fuera del nexo de protección y obediencia a nuestra voluntad de poder; no hay genealogía que permita responder ¿cuántas muertes vale la vida?

Obra de arte de Richie Morales

Claro está: somos sujetos de nuestra propia ignorancia. El protego ergo obligo es el cogito ergo sum del Estado, y una teoría del Estado que sostenga una ignorancia sistemática de este principio será siempre fragmentaria. Somos inocentes fetos gestando la violencia en cada latido adentro y afuera del vientre de nuestras madres fecundadas con la misma fuerza, la misma violencia que nos sostiene.

Para acercarnos a esta genealogía de la violencia, dejo más preguntas en tiempos que demandan democracia profunda ante la ausencia de democracia representativa, dada la crisis estructural y corrupción naturalizada de quienes desgobiernan distintos países y municipios del planeta tierra:
¿El poder se toma, se ejerce, se administra, se construye, se confronta, se resiste, se deconstruye, se resignifica, se resemantiza?
 
Mi única certeza entre tantas preguntas en este hilado de la genealogía de la violencia es que ya es hora de terminar con la muerte como herramienta política. Tenemos otras obras creativas como humanidad, otras armas creativas que no alimentan a la industria perversa del armamentismo, y podemos hacer uso de ellas, de modo más masivo, con tomar el poder con esas armas.
 
Hoy por hoy, hay muchos caminos desde la mediación entre culturas y las propuestas político-jurídicas de la pluralidad que nos heredó Hannah Arendt, para establecer el diálogo entre las diversidades y singularidades, desde la reflexión honesta con democracia profunda. Al final del día hasta el que está en la trinchera quiere descansar y despertar en paz.
 
Mi única certeza entre tantas preguntas es que: La historia puede ser distinta al pasado, podemos estar a la altura de la niñez y los seres sanos que esperan de nuestra época un cielo despejado y un atardecer tibio, hogar y miel en sus días venideros y presentes.
 
 
 

Un comentario en «Brevísima genealogía de la violencia»

  1. Sos una genio Claudia Vaca sabes que esa pintura la hice como en el 2015 para un proyecto de un mural, quería decir algo en relación a la política internacional que se venía gestando pero fue rechazada, prefirieron algo suave, fácil de digerir y que no incomodara, gracias por tu gran aporte filosófico con Aires Nitzscheanos, amo tus letras y tu coraje, esperemos más proyectos en conjunto, abrazos !

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *