El canto del hombre-ave:

Homero Carvalho imprime [cual cuadros del impresionismo artístico] en Reconstrucción del vuelo un Poeviario que nombra muchos vuelos, plasma con palabras los colores de diversas plumas y paisajes, y desde la suya [su pluma de escritor] nos hace volar, superando el tiempo y el espacio, hace de cada poema un lugar para el vuelo del lector.

Como vemos en:

pALAbra

Heráclito de Éfeso tiene razón: nadie vuela dos veces en el mismo cielo.

En estos poemas se expanden las alas de diversas aves, para heredarle al lector el único tesoro que busca un ave: la libertad de sus propias alas, la trascendencia de su propia pluma.

Homero, como lector, escritor y humano, se entrega al misticismo del ave-hombre, como la primera letra del ideograma egipcio donde la A es un Ave y desde ese origen se transforma el alfabeto que hoy conocemos y escribimos como A de AVE.

Desde cada poema podemos jugar con la morfología de las palabras, remitiéndonos a los ideogramas egipcios y a los pictogramas sumerios.

Los poemas de Reconstrucción del vuelo:

El poemario ha sido editado por Buenos aires Poetry, y en cada poema hay un cielo y vientos propios, que empujan el ave que cada lector [después escritor] lleva adentro, son poemas-aves como llaves que van abriendo portales, en lo que nuestra restringida vista conoce como cielo y tierra [cada poema nos invita a romper estos límites del cielo, la tierra y el horizonte].

Como veremos en este:

Naserepoema

En las selvas amazónicas existe un ave cuyo nombre científico es “Ortix moxeño”, así figura en la “Enciclopedia Mundial de Aves y Lagartijas del Mundo Contemporáneo”, editada en París, Francia, en 1901. Los indios baure le dan el nombre de «Naserepoema”. Su vuelo es un eterno retorno. El pájaro prefiere repasar lo que ya ha visto y no alejarse de su territorio porque le gusta redescubrir lo recóndito en lo ya conocido; se dice que siempre encuentra algo nuevo, extraño, singular, entre los árboles y arroyos que sobrevuela cada tarde, una hora antes de los primeros celajes del crepúsculo. Son una especie muy especial, parece que tienen memoria y no les interesa adónde van, sino de dónde vienen. Ver a estos pájaros no es fácil, ya que su plumaje tiene el color del cielo y su pico el de las nubes, podemos confundirlo con una nubecita pasajera. Su imperceptible vuelo provoca una leve brisa que anuncia su descenso y si queremos verlo tenemos que mirar para atrás en vez de hacerlo para adelante. Quizá migrar para adentro.

Se puede observar a las aves-palabras de Homero Carvlaho expandiéndose en la selva de la imaginación y la cueva del pensamiento que no se deja descifrar por un solo lector, hay poemas esperando una planeación reflexiva intertextual, interseccional entre dos y más aves con vuelos diversos [idiomas, lenguajes] asentándose en ramas-emociones que conmueven con sus aleteos de vuelo intempestivo.

La identidad y los idiomas:

En Reconstrucción del vuelo hay aves volando muy alto, dialogando con otros cielos-textos de la historia del poema, de la palabra, del alfabeto mismo, en diversos códigos originarios y extranjeros, en diversos tiempos, y, sin embargo, se conserva un idioma más grande que los pueblos y sus identidades, el idioma de la poesía, como vemos en esta leyenda-poiesis.

Leyenda

Allá en mi pueblo,

a orillas de un río,

un chamán me contó

que los peces viven

en los ojos de los pájaros,

cuando tienen hambre

van a la laguna y lagrimean,

cada lágrima contiene un pez,

luego juegan a pescarlos.

Los vuelos de Reconstrucción del vuelo, coinciden en la intersección del viento en el centro de la brújula, y desde allí asumen sus propias elecciones para transitar los cuatro puntos cardinales de la tierra y los siete puntos cardinales del cosmos.

Las hojas del árbol, los idiomas del origen, las palabras como aves que vuelan cuando se las pronuncia, las que caen cuando se las deja morir, como se deja morir un idioma.

Poeviario o Reconstrucción del vuelo, es la poética del viaje en el idioma, el viaje del ave-lengua superando las dicotomías, generando [regenerando desde el creacionismo de Huidobro] juegos de anagramática en el fuego mismo del vuelo de Poeviario, para honrar la tierra, los idiomas, para dejarnos claro, que la poesía es en sí, un idioma.

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