Sobre los escraches sociales: Me parece que el reto que tenemos en general como sociedad, es superar los análisis binarios en el lenguaje y la matemática, ya no alcanzan, de hecho son métodos caducados en investigación en ciencias sociales y en general, porque se quedan en el criterio de «el malo la buena, la víctima, el verdugo».
Ello impide mirar los hilos multicolores de las relaciones y la intersubjetividad humana (Habermas), la ausencia de una lectura transversal de los casos, las denuncias sin seguimiento por la misma supuesta «víctima»que usa muchas veces la ley para conseguir que el ex vuelva con ella, es decir como arma de manipulación en su propia relación, etc.
Hay tanto que reflexionar en estos procesos, y los escraches que hacen en las redes no alcanzan para mirar la hondura de los procesos, las acciones comunicativas de las distintas intersubjetividades que participan, etc.
Es necesario el discernimiento filosófico, para dar sustento y argumento, y salir del caducado método de análisis bueno-malo/víctima-verdugo, hay que entrar a mirar las responsabilidades y la autoconciencia de cada sujeto en todo momento, es necesario aplicar el discernimiento que hizo la filósofa y teórica política Hannah Arendt, para entendernos y transformar estas realidades, y conocer realmente lo que pasó, si hay errores en los análisis, los escraches, etc. habrá que reconocerlos y seguir trabajando.
El punto que planteo es que hace falta investigar a profundidad con métodos que vayan más allá de la acción-reacción, del acusar porque hay denuncia, dado que el mismo sistema jurídico está fallido (tan fallido como el estado moderno heredado del siglo XVI) y una denuncia no alcanza para ser evidencia de un caso en el cual las intersubjetividades construyen las relaciones; y no se reflejan en una denuncia, o en un documento, sino que existen otras variables para entenderlas; y hay que investigarlas.
Es necesario mirar el trasfondo de cada caso, ampliar el corpus de evidencias, para luego analizarlas, triangularlas con otras fuentes, etc. hacer política transformadora y trascendental exige asumir metodologías y ser sistemático en ello, porque si se sigue usando la práctica de escrachar por escrachar (que sirve hasta cierto punto, para protegernos y alertarnos como sociedad, pero no siempre se escracha al indicado), entonces al quedarse en el ejercicio del escrache social por una denuncia, es más un juego politiquero usual de muchos movimientos políticos que se terminan viciando en sus propias prácticas y no trascienden hacia las soluciones ni para las mujeres, ni hombres, ni para la sociedad en general.
Es urgente mirar la violencia sin el género, para deconstruir y desaprender etiquetas con las que se manejan muchos movimientos de derechos humanos, porque la violencia no es hombre, ni mujer, ni gay, ni blanca, ni negra, ni mestiza, ni originaria, ni campesina, ni burguesa, ni rica, ni pobre, etc. la violencia es una energía que está en todas partes, y todos los seres vivos, y el reto que tenemos es transformarla en fuerza de voluntad, en acción creativa, para ello hay que crear instancias de gestión de las emociones, en especial de la ira, la violencia, la ansiedad, etc. y eso es con educación, lo sabemos, con gestión emocional, autoconciencia, autoconocimiento, etc. Ello es más cercano a la solución y transformación de la violencia.
Los movimientos de derechos humanos para mujeres, para diversidades variadas, etc. más que escrachar, podrían enfocar sus recursos de tiempo y demás, para empezar a generar espacios de reflexión y actualizar los métodos de investigación sobre cada caso, denuncia, etc. que llega.
Es urgente hacer los quiebres cognitivos y actualizar las gramáticas de desarrollo humano, a nivel colectivo e individual, es responsabilidad de todos mirar los escraches sociales y en general las prácticas de denuncia pública, con otra perspectiva, que permita ver el iceberg de las relaciones humanas. Tenemos tanto para seguir aprendiendo.
Si como movimiento político (sea cual sea la bandera y causa) se quiere realmente transformar la sociedad y lograr un entorno de armonía y respeto entre todos, es necesario actualizar las metodologías y prácticas de investigación-acción, hábitos de pensamientos, superar los sesgos del hombre, la mujer, la trans, la les, el zurdo, el facho, etc. las etiquetas están ganándole al análisis y reflexión; y hoy más que nunca no podemos quedarnos en etiquetas y sesgos, necesitamos mirar hondo y asumir nuestras responsabilidades, asumir cada uno su transformación personal, social y global, tanto en temas de género, como de relación con la naturaleza y la vida.
Ojalá nos demos la oportunidad de cambiar nuestras prácticas de acción política, y por supuesto, nuestros hábitos en general, sea cual sea nuestro género o condición, es una responsabilidad que tenemos con la vida.