CONTINENTES HABITADOS
Al mirarte en mi ensoñación
bailé en las llanuras de la Amazonia,
nadé en las aguas del Mediterráneo,
ahí cerquita del río Jordán,
bauticé la memoria
del alma que espera mi vuelo.
Al mirarte recordé el sueño
en el que habitas mis entrañas
recitándome a Quevedo en el Siglo de Oro.
«¡Me cuesta entenderte!».
Y me dices:
«No hay nada que entender,
solo vuélvete conmigo
el mismo río que transita estos caminos».
Al mirarte vislumbré
nuestras vidas volando
sobre las serranías de Santiago
convertidas desde un rito
en pirámide de Egipto
que narra los mitos
de dos continentes
que resultamos ser
vos y yo.
Al mirarte acepté
que cuando arrecien vientos
de arenas desérticas
y la crisis de no saber
cómo lidiar con la cotidianidad,
el ceño cansado y renegón,
en lugar de amarrarnos a la ira
decidiríamos dar
un borboleteo anacoreta
en el Tíbet,Monte Carmelo, Jerusalén
o en alguna serranía de la Chiquitanía,
con la manía de conversar pacíficamente
sobre nuestros demonios.
Al mirarte
afiancé en mis alas
la esencia del atardecer en Chochís,
empujando mi vuelo
con la furia de sus vientos.