Comparto con ustedes esta reseña que escribió, sobre mi libro Curucusí, la filóloga Haydee Nilda Vargas, además colega escritora, boliviana residente en Barcelona (España).
El poemario Curucusí de la escritora Claudia Vaca nos lleva de la mano por un mundo insospechado. Cada poema es una luciérnaga que ilumina la noche de los tiempos, el descubrimiento de mundos que traspasan sus pensamientos y sentimientos plasmados a través de una sutil danza de palabras que conducen al arrobamiento.
Claudia es calificada por Gladys Mendía como “una de las mentes más brillantes de nuestra generación”. En curucusí presenta poemas escritos entre 2008 y 2022 con la fuerza telúrica de la tierra que la cobijó y trasladó su mirada poética por los entresijos del universo dando a luz poemas – luces, reveladores del inconsciente humano en simbiosis de lo universal cósmico con la partícula generadora de vida que es lo femenino.
Curucusí, empieza con Poema intrauterino, una pequeña muestra de brevedad y el origen femenino de la poesía de Claudia, qué hay más femenino que una mujer conectada con la fuerza indómita de la tierra, la vida, la sangre, la belleza, el dolor, la alegría, la poética de Claudia es mujer.
El siguiente poema de su libro, tiene una cita del Génesis, apropiada referencia bíblica en un poema que trasunta aromas y la indeclinable decisión de la autora de incidir en la fuente constante de vida, a pesar del “abismal horizonte de aguas turbulentas”. En su poema “Brote” sigue con la misma vertiente, pero en poemas como Pozo “le tuerce el cuello al alfabeto del miedo” y sus palabras tienen el poder de transgredir lo normalmente establecido, aunque se presenten disgregadas, más si sus letras se hacen olas que la llevan a sus raíces, pero su amor en Llamas grita la certeza de un sentimiento imperecedero.
En destejiendo dice “Fuimos once millones de años la maternidad de Sumeria…” alude a figuras históricas que tuvieron que ver con ese proceso de silenciamiento, no pudieron ser calladas, nada pudo apagar sus voces, a pesar del patriarcado vigente, porque son continentes, la tierra que las genera y las hace poesía: “… Sentimos los ciclos de la luna/ en cada grito/ en cada gruta/ morimos sin m atar/ nacemos en la sangre nuestra de cada mes…”
Todo lo que tiene que ver con el origen de la humanidad está en la poesía de Claudia, por eso nos habla de La raíz del agua o de Út eros en Mama mú o de Estirpe en el rojo de nuestros nacimientos…/ quiere transformar la semilla del dolor… Es más explícita y directa en Parto cuando dice “En el parto partimos, portamos la luz,/ llegamos al portal de dos mundos”, entonces entendemos “Curucusí” como un libro convertido en una constelación de estrellas, una infinidad de luces diseminadas por el universo que tiene visión femenina al hablar de “Las hijas: Hemos convenido/… vencer las guerras contra nuestros cuerpos/ derrotar al minotauro…” Porque el génesis y la energía de la vida están en ellas conducidos a encontrar la solución, así en “Lluvia de estrellas: Invita a la comunión de almas: “Dejar que nuevas distancias/ nos acerquen al campo del entendimiento/ pintado en los lienzos de Kuramoto…”
En “Camino” propone “una batalla, lidiar con la distancia/ y trascenderla/…. Asaltando los miedos” como la única vía “para anclar las voces/ en el puerto de un beso. Para Claudia el poema Lis es la persona concreta y aludida “… el milagro refulgente entre las sombras/ haciendo vida la muerte…”.
Así como lo femenino tiene prevalencia en su poesía, también el agua como elemento vital rocía el libro a través de muchos poemas: La raíz del agua, Los pasos del agua, Machetear el río, Tejido de agua, Trance, quizás porque “Hay una fuente de agua y paz/ donde transmuta el cuerpo…”. De la misma manera comulga con otros elementos de la naturaleza como luz-fuego, viento y tierra, el cosmos en plena simetría de fuerzas.
Ningún poema tendría la calidez y validez estética sin la danza de las palabras e imágenes que hacen del libro Curucusí, un exclusivo producto literario que enriquece el bagaje de la poesía boliviana: Una pequeña muestra: “Me han abrazado la existencia/ me han embarazado de alegría…”, dice en Diluvio. “…Con visas sin divisas/ reVisan en el monte/ hasta volver/ a ver/ con el volumen del VERde/ incendiado arcoirísticamente…”. Estos últimos versos son una pequeña muestra de su potente Rhito de emancipación que clama ser leído en voz alta.
El análisis realizado por la especialista española me ha permitido profundizar lo que escribe Claudia Vaca.
Para difundir la poesía hay que «sentirla», » interpretarlas cada lector puede realizar interpretaciones diferentes.
Las mismas dependen del recorrido poetico de cada lector.
Las escuelas la sociedad está «despoetizada» y adi seguirá si pensamos que hay «una» interpretación adecuada.
Las investigaciones didácticasrealuzadas por equipos de la UBA y de la UNLP, Argentina, han avanzado en esto.
Me encanta leer lo que escribe Claudia Vaca.