El cuerpo del poeta es su poesía, fue el sello de mi participación en el FIP SANTIAGO 2018, pude compartir con diversos poetas de distintas latitudes del planeta, cuando tengo la oportunidad de estar en recitales, lecturas, conversatorios sobre y de poesía, me siento llamada a compartir poemas de autores Bolivianos, porque siento la responsabilidad geopoética de compartir las variantes literarias de Bolivia, la contemporánea y la de mis antepasados, la de amigos, conocidos y desconocidos, poetas que escriben desde su lugar en la historia y el caleidoscopio con el cual viven ese lugar que los habita.
Estar en estos espacios implica desplazar el cuerpo de un lugar a otro, a veces se tiene la suerte de vivir donde suceden las cosas, a veces no, entonces, por eso pienso: [el cuerpo del poeta es su poesía], y donde es leído o nombrado el poema, entonces el cuerpo del poeta se hace presente, y la poesía trasciende fronteras e idiomas, la carne y los huesos, la geopoesía dialoga con la historia de los miles de lectores y escritores que atraviesan fronteras, que migran y transmigran, del campo a la ciudad, de la ciudad al continente, del continente al mundo, del mundo al cosmo, del cosmo a la infinitud recobrada en el legado poético de cada poeta.
Agradezco y felicito a Javier Llaxacondor y todo el equipo organizador del FIP SANTIAGO 2018, por organizar un festival que convocó a poetas de más de 15 países del mundo, en la ciudad capital del país de la Poesía (Chile), como lo han denominado en más de una ocasión diversos organismos de la cultura y la literatura. El FIP SANTIAGO se desarrolló en distintos centros culturales, Bibliotecas, plazas, núcleos académicos, espacios varios. Los recitales de poesía y música, poesía y performance, talleres literarios, para todas las edades; sucedieron de manera paralela en cada uno de estos espacios, entre el 2 y el 5 de Mayo y tuve la dicha de participar escuchando y leyendo, mirando y ad-mirando.
Participé como poeta de Bolivia, en tres de ellos: La Biblioteca Municipal de Renca, El Centro Cultural Brasil y en el bibliobús de la plaza de Providencia- ProviLibro, espacios en los cuales realicé la lectura de poemas propios y de los poetas bolivianos: Pablo Carbone, Hilda Mundy, Homero Carvalho, Emma Villazón, Marco Sainz, Adriana Lanza, Patricia Gutiérrez, Nicomedes Suárez, Paura Rodriguez, Hilda Cuéllar, Gary Daher, Alejandra Barbery, Lucía Carvalho, Jessica Freudenthal, Gigia Talarico, Melissa Sauma, Cada poema fue aplaudido y disfrutado. En estos encuentros, la generosidad sigue llenando mi nuevo estante de poemas, de todas las latitudes, los intercambios y trueques de libros son parte del ritual de estos espacios de acercamiento entre la voz de los poetas.
Poeta Chilena Victoria Herreros
La voz poética del poeta está escrita, hacerla escuchar en estos recitales que devuelven la poesía a su orígen (allá en sumeria donde se reunían para cantar a la naturaleza, o los griegos y romanos que cantaban sus versos épicos o romances), la oralidad del poema, la voz del poeta, el poema escrito, el cuerpo del poeta condensado en todas estas fases, para que se oiga y se celebre, como dice el lema del FIP SANTIAGO: El latido de la poesía.
Aquí les dejo algunos de los poemas leídos y que disfruto releer de estación en estación:
y si (todo el oro en oír), de Emma Villazón
se trata de que la mañana no entrega un camino
se trata de que el viento no orienta en declives
se trata de que los padres solo tejen el abandono
se trata de que nadie hay preparado
para recibir las olas de lo solo y lo incierto
se trata del silencio del fuego y del río
ahí adentro en tus costillas empujando
se trata de la fuerza única para hacer árboles
con que defenderse de las trampas propias y ajenas
se trata de atravesar paisajes increíbles y sinuosos
llevando el deseo como un panal sobre la falda
augurando grietas y cartas indescifrables hechas de soplos
se trata de hacer arder lo que se arrastra y quema
se trata de enviar saludos a cada cosa
se trata de lamer cortezas como un perro
se trata de oír el fuego el río y las olas
que saben de la altura de lo solo y lo incierto
Equis, de Jéssica Freudenthal
Este poema se deshace,
se desgaja en los pliegues del silencio
lentamente
intentando asirse al verbo,
a la sintaxis de tu ausencia
a un adjetivo que no existe.
Este poema se rompe:
Acaba de parir otro poema.
Se vacía de la forma
y al fondo está el pronombre.
Mi corazón se muere de la risa
cuando me ve llorar.
Éste no es un poema.
Esto no es un poema.
Es un trozo incompleto del abismo,
un simulacro de fuga,
pura gimnasia cerebral,
todos los puntos suspensivos…
equivoca
el curso
del tiempo,
enturbia
el agua.
Un nombre pretérito
moldea el contorno de tu rostro.
La epidermis de los días
no se resquebraja fácilmente.
Al final,
transaremos con lo desconocido
como ilusos viajeros
piaremos
si es que el hambre nos deja un hueco en la memoria.
Nuestra frente será dichosa.
/Falda corta/ de Lucía Carvalho
En la noche, no camino sola, peligroso
En la casa, yo limpio, me hago cargo
Es mi cuerpo, no lo muestro, da vergüenza
Es un halago, un extraño, estoy callada
Es mi escote, falda corta, fue mi culpa.
Poesía silvestre, de Adriana Lanza, es el ardor escuchado con las flores del cuerpo y con la mente del monte, capaces de callar el “volumen del mundo”, para oír tan solo la “evidencia del corazón que rebasa la jaula” y evoca el ingreso de “impetuosas proposiciones: desde saltar el muro con cautela para robar naranjas, hasta devorarse en la cama a partir de la oreja.”
Dieciséis, de Hilda Mundy
El gigantón-poste ha florecido en una bombilla eléctrica por milagro de la Empresa de Luz…
Ascendida sobre la vulgaridad achatada de la ciudad,
la orgullosa contempla embebida el damero “derrengado” de las cuadras con una atención insólita…
Todo el barrio se imanta a su visual…
Está contagiada irremisiblemente de la maledicencia,
la procacidad, grosería callejera.
Ella sabe lo que ocultan los antetechos trasteros de
las casas del barrio…los repliegues postreros de las
construcciones…los jardines interiores…o el encanto
ventilado de las azoteas…
En la ociosidad de todos los días , atisba cómo van de
desvestidas y ligeras las mujeres en su desperezo matinal,
cuando los patios recogen sus primeras tonadillas
despiertas…
Ella sacia su curiosidad femenina con un sentido
recóndito y entrañable de todas las pequeñeces del
barrio.
En tanto que su tallo, el fiel madero-poste como un
Amante resignado, continúa sosteniéndola con su
resistencia cuerpilarga y desgarbada…
Fotografías de Verónica Lis.
¡ Muchas felicidades querida Claudia!
Digna representante de nuestra amada patria. Sos nuestro orgullo boliviano.