Ante las convulsiones que experimentan los diferentes cuerpos-Estados de Latinoamérica, en especial Bolivia y Chile, la izquierda y la derecha del cuerpo-Estado convulsionada al unísono, ¡tremenda crisis!, con grandes descargas eléctricas en distintas zonas del cerebro, la motricidad afectada y el habla iracunda/desarticulada. Ante semejante cuadro, el remedio dado por los soberanos idiotas de estos cuerpos-Estado, ha sido mandar a sus enfermeros: los milicos, pacos y policías a “poner orden” en esas mentes y cerebros sublevados.

 ¿A dónde vamos y qué hacemos las personas cuando aquella institución que debiera protegerte de todo mal, cuidarte cuando estás enfermo, es la que te hace daño y te impide dormir en paz?, ¿A quién le confiamos nuestra seguridad y la administración de los recursos, bienes y servicios que están en el territorio del cual somos parte y que, por lo tanto, son nuestros?

La idea del Estado surgió aproximadamente hace 5 siglos, junto a la invención de la escritura, la codificación de nuevas formas de religión (una variante de la idea del Estado), el crecimiento de las ciudades. A lo largo del tiempo se han desarrollado diversas definiciones y formas de existir del cuerpo-Estado, diversos trajes le han puesto a este cuerpo-Estado (monarquía, aristocracia, democracia, etc.). Distintas justificaciones para su existencia; las cuales transitan entre las ideas del derecho divino al poder y la teoría del contrato social de Hobbes (1651), todas han sido aguantadas por los habitantes de sus respectivos territorios, se han reconfigurado los mapas en varias ocasiones, de tiempo en tiempo una que otra crisis de por medio, unas más o menos sangrientas que otras.

Según el diccionario de Política de Bobbio y Matteucci (1999), hoy, el Estado moderno es la forma predominante de Estado a la que estamos sometidas las personas, repito: sometidas. Este sometimiento al Estado, ha sido una experiencia humana ensayada por aproximadamente 5 siglos, ya vamos para el sexto, ¿seguiremos así?, o falta afinar la memoria. Muy útil será para Latinoamérica implementar la Pedagogía de la memoria (Raggio,2019; Pozo,2019) en nuestro día a día, dentro y fuera de las aulas, mientras salimos a las calles de Latinoamérica en estos días de convulsión del cuerpo-Estado.

Siguiendo al autor de la idea del contrato social, Hobbes en El Leviatán, que, dado estos tiempos, todos deberíamos leer, para ampliar nuestra comprensión de lo que está sucediendo, no hace falta ser politólogo, ni Cientista social, basta con ser ciudadano, persona que quiere un mundo mejor, empecemos leyendo y armando grupos de lectura sobre ciertos libros que podrían ayudarnos a comprender y actuar mejor en estos tiempos.

Pues bien, este libro tiene un pasaje en el capítulo uno, donde habla de El Hombre, para referirse al ser humano, describe su naturaleza, sus instintos, sus deseos, releyendo este pasaje hice link con el libro de Roger Bartra: Antropología del cerebro y los estudios últimos sobre la Neuroeducación y las neurociencias, muy divulgados por Eduard Punset, y los diálogos que pude oír/leer sobre la Salud Mental y Poder, en los cuales está trabajando el escritor Eduardo Yentzen hace unos años. Finalmente desemboqué en la Pedagogía de la memoria que necesitamos implementar en los sistemas educativos del mundo. Resulta que todo está relacionado con todo, y más aún: la política con la pedagogía.

Volviendo a Hobbes, en este capítulo I, él explica que la experiencia se forma por la repetición de hechos que se irán almacenando en la memoria, la cual es una fuente de emociones y recuerdos que permiten la producción de imágenes; los recuerdos son utilizados en estas combinaciones mentales/emocionales y posibilitan al ser humano simular los acontecimientos futuros y adquirir, por lo tanto, una indispensable prudencia, la cual no deberá confundirse aquí, con el miedo, sino con el autocuidado.

Siguiendo con la idea de la experiencia, Hobbes explica que el ser humano actuará según su experiencia, mediante la cual tratará de evitar los resultados indeseados que ha sufrido en momentos anteriores, es un planteamiento, para mi gusto, muy pedagógico, desde la secundaria supe que los libros de política tienen grandes enseñanzas pedagógicas, por eso mi tesina de bachillerato en el Instituto María Goretti, fue sobre Política y Educación, esto de las tesinas era tremenda exigencia implementada por la Profesora Nancy Bozo en aquellos tiempos. La pedagogía sin noción política, es simplemente servilismo y funcionalismo al sistema imperante, lo cual ata, y calla, o desata y subleva a muchos profes, o también los pone a la defensiva cuando sus estudiantes expresan sus necesidades, actúan igualito a los soberanos idiotas que gobiernan los cuerpos-Estado, en lugar de escuchar y dialogar.

Siguiendo con la experiencia descrita por Hobbes, él explica que el elemento fundamental que hará que este proceso de evitar que lo indeseado vuelva a suceder en la conciencia y experiencia colectiva, sea mucho más rápido es ¡charán!: la palabra, ya que permite el tránsito de lo mental a lo verbal, oral y escrito, razón por la cual favorece la emergencia de la “verdad”, la verdad de esta experiencia colectiva.

Por lo tanto, es esencial dialogar, desde el pensamiento, en estas marchas, paros, salidas a las calles, no perder de vista este elemento de la memoria, ejercer en las calles una pedagogía de la memoria, para que no repitamos más, ¡por favor! los mismos himnos gloriosos de los sanguinarios caudillos que nos antecedieron, y no sigamos promoviendo caudillos en casa, en el barrio, en los países, no votemos más por los caudillos, no más mesianismo político en Latinoamérica, ya tuvimos suficientes “Mesías” que solo salvaron sus arcas” que nos han crucificado mes a mes, con salarios míseros, servicios básicos carísimos, desempleo, desigualdad, etc.

Es nuestra responsabilidad gestar una nueva forma de ver al líder, un líder no es un caudillo, un líder no es aquel que grita más, ni aquel que golpea mejor, parémosle con lo cavernícola, dejemos de aplaudir o reír estos comportamientos, que han dado lugar a los soberanos idiotas que tenemos mandándonos a gasificar cuando expresamos nuestras necesidades y exigimos respeto a nuestro voto de confianza, o utilizando expresiones como: guerra, o mandando militarizar las calles por las noches, ¿quién duerme con milicos en la puerta de su casa, en la calle del barrio?, ¡es de terror lo que está pasando!.

Pasando la segunda parte de esta catarsis, es importante recordarnos que hay muchas definiciones clásicas y modernas de lo que es el Estado, dadas desde el siglo XV, todas tienen un común denominador: el uso de la fuerza, el monopolio del poder, la violencia, son los campos semánticos en torno a los cuales gira la definición de Estado. Los invito a hacer el ejercicio de búsqueda de frecuencia de palabras, campos semánticos en los softwares de análisis cualitativo AntConc, NVivo; o en el mismo Word y PDF si tienen las ediciones digitales de los libros, muchos de estos libros están digitalizados. Busquen en los distintos libros sobre política, filosofía, ciencias sociales publicados entre los siglos XV y XX, y encontrarán que las definiciones de Estado están asociadas a la Violencia y uso de la fuerza por quien detenta el poder, incluso los famosos “paper academicus” del sistema de producción escritural de los científicos, están enfangados en estas definiciones. ¡Nos han estafado hace siglos!

Esa fuerza y ese Estado del siglo XVI, XVII…etc. es la que aplican los soberanos idiotas que gobiernan Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, Rusia, Bielorrusia, Argentina, Perú, EE.UU., Francia, etc. y todos los países del mundo, con excepción de unos cuántos, tal vez, con una que otra actualización en sus regímenes, entre los 5 siglos pasados y los inicios de este XXI que vivimos, lo que está en riesgo, como siempre, es: la vida, la nuestra y la de muchas especies. Toca ver el panorama de la historia completo, queridos lectores, no alcanza con salir a las calles, este momento de la historia nos exige leer, analizar, mirar en detalle, por lo menos, los últimos 5 siglos de la historia, y no me vengan con eso de que “no se puede hablar de todo y hay que enfocarse en un tema”, porque ahora más que nunca, necesitamos hablar de todo lo que hemos vivido como humanidad, mirar, repasar. Los capos de la ciencia ficción, como Orwell, Huxley, ya lo decían, pero ¡somos pues los tontos útiles de los soberanos idiotas que gobiernan el cuerpo-Estado!

Este Estado cuya máxima es el uso de la fuerza ante la expresión de algunas necesidades por parte de la población, los razonamientos y acciones que preceden a esta máxima causan sordera en los soberanos idiotas, que no saben escuchar, mucho menos entender que lo que estamos pidiendo es nuestra necesidad básica de vivir dignamente, de ser respetados y escuchados cuando nos manifestamos, queremos que se resuelvan nuestras demandas con todo el aparato de la burocracia que cobra sus sueldos gracias a nuestros impuestos, aquí y acullá pagamos impuestos, pagamos servicios básicos, nos podrimos en sus hospitales de mala muerte, etc.

En toda Latinoamérica estamos experimentando convulsiones en el cuerpo-Estado, convulsiones causadas por distintas demandas de distintos sectores de la población, hay desde demandas políticas, jurídicas, económicas, educativas, de salud, etc. todas se podrían resumir, en una palabra: vivir. Estamos cansados de sobrevivir, ¡queremos vivir!

La vida no es solo tener cuerpo, desplazarlo por un territorio, cumplir mandatos y funciones del sistema imperante, defender la pega, estar estresado porque tal vez me quitan la pega y mejor compito con el colega en lugar de trabajar en equipo, finjo que soy equipo, para cumplir con la moda del team work, pero todos son lobos hambrientos en el sistema, en la cajita, esperando el pedazo de carne a fin de mes, hay lobos que no tienen ni eso, hay quienes pueden cobrar el salario y los que no deben ver en el monte cómo cazan para llegar a casa con algo de alimento para sus familias, están los que cuentan centavo a centavo para pagar su trámite de visa en migración, el centavo a centavo para enviar la remesa al país vecino, el centavo a centavo para pagar el alquiler, los gastos básicos como electricidad, agua, gas, transporte, control médico, o dejar que pasen unos años sin hacerlo y que la crisis lo haga por vos, y tu familia con amistades se bancan una kermesse para recaudar fondos, y vos te bancas las dudas sobre tu propia vida, o pedir que te regalen o presten, etc. como si fueras el pobre, cuando en realidad vos y todos están cagados, porque el famoso Estado y sus diversos sistemas mata, la gente se muere no porque llegó su hora, se muere porque no hubo plata para hacer el estudio a tiempo, para prevenir el desastre, etc.

Lo que vivimos hoy es como si el cuerpo-Estado estuviera tan enfermo como el cuerpo que sale a la calle gritando su dolor, su agonía, su ira, su hartazgo por vivir en condiciones de desigualdad de toda índole, en relación con los privilegios que algunos sí tienen y otros no, y el tema aquí no es de ricos y pobres, de indígenas y mestizos, etc. no es un asunto de etiquetas, ni de quién tiene más y quien menos, ni de interculturalidad, porque ese es otro invento del sistema imperante. Este problema de la convulsión del cuerpo-Estado es estructural y tiene 6 siglos de edad, hay un cuerpo, llamado Estado, que sigue funcionando bajo premisas del siglo XV, que legitima el uso de la fuerza bruta, el no respeto a la vida, a la libertad de expresión y de expresar las necesidades que tiene el pueblo, un Estado que responde desde la defensiva, en lugar de escuchar, dialogar y responder a las necesidades de las personas, un Estado muy parecido al sistema educativo imperante, en todos los niveles, desde parvulario hasta doctorados, etc. Un estado que busca enemistar a sus habitantes, y como falta flexionar las neuronas y la conciencia, algunos caen en ese juego.

Hay un mundo colapsado, a algunos se les nota la herida, la vieja herida, están sangrando, y encima la fuerza bruta del Estado les pone fuego sin anestesia, hay un cuerpo-Estado convulsionando, en unas zonas más que en otras, no podemos seguir confiando en el sistema democrático procedimental electoral que sabemos es manipulable, porque todo lo que crea el ser humano con fines de poder, es manipulable, no podemos confiar en procesos constituyentes dentro de una idea de Estado que sabemos está caducada, las lógicas de administración del bien público han caducado, los mesías, los caudillos no nos sirven.

La conciencia humana ha avanzado (unas más que otras) y las instituciones siguen siendo las mismas, estamos ante una época que demanda cambios profundos en las estructuras creadas desde el siglo XV, ensayadas en los siguientes 5 siglos, fracasadas todas, unas con más muertes y ríos de sangre que otras, todas tuvieron un punto en común: la violencia, el sometimiento, el uso de la fuerza bruta para vencer al otro, luchar, competir, ganar, fueron los verbos que dominaron varios, tal vez todos, los siglos de historia, tiñeron de sangre y secaron el planeta, hoy por hoy, podemos mirar esto, en distintos libros, películas, darnos cuenta de ello cuando meditamos, cuando conversamos, cuando escribimos, cuando leemos, nos pregunto: ¿seguiremos tiñendo de sangre y banderas este planeta?

Este siglo XXI, nos demanda otros mecanismos, respuestas que no tengan ninguna pizca de desidia, burlas, insultos, golpes, balas de acero, un cambio en la misma comunicación, la lengua y la palabra, salud mental nos demanda este siglo, un cambio que no nace en los parlamentos, ni en las urnas, ni en los procesos constituyentes cocinados para perpetuar a enfermos en el poder. Las ollas, cacerolazos, gases lacrimógenos, tanques del siglo XV, XVI, XVII, XVIII, XIX, XX, la era de las revoluciones y guerras lo llamó el historiador Eric Hobsbawm, todo ello no puede ser nuestro único lenguaje, seamos más creativos, el paro cívico, la huelga general, no funcionan más, porque pertenecen a esta estructura caducada. Como diría el Dr. Marcelo Careaga en una de las conversaciones del Canal PENSATUBER: ¨el reto es pasar el Estado moderno al Estado profundo¨

La violencia, la estructural: la del silencio y aguante, esa también es violencia y ahora está gritando en las calles de Latinoamérica, en Chile, en Bolivia, la violencia con la que responde ante esos gritos, el arcaico Estado y sus soberanos idiotas…la violencia en todas sus dimensiones y niveles, no puede seguir siendo nuestro lenguaje, nuestra consigna, ni siquiera las banderas, porque también son un invento, acompañado con la idea de Estado Nación, para separar, enemistar y odiar, mientras los humanos distraídos en odiar, se vuelven sus tontos útiles, los soberanos idiotas toman los recursos que son para todos, los guardan para unos cuantos, los procesan y nos los revenden carísimos, y nosotros ocupados en odiar al otro, creyendo que el migrante, el obrero, el empresario, el estudiante, el fulano, el zutano, el mengano son el “genio maligno”, diría Descartes.

Estamos en una encrucijada, necesitamos encontrar nuestras palabras, nuestras acciones, nuestros mecanismos para derrotar a los soberanos idiotas y cambiar la estructura de Estado, para ello hay que mirar en lo más hondo de nuestras mentes, nuestra alma, empezar a escribir, dibujar, decir lo que encontremos, es necesario dejar morir lo que no sirve para nuestro desarrollo, necesitamos salir del rollo del Estado y encontrar un sistema que nos permita vivir tranquilos.

Lo bueno de esta convulsión del cuerpo-Estado que estamos experimentando es que: hemos avanzado, estamos libres del miedo, ahora: seamos creativos, encontremos el siguiente paso, y avancemos, porque esto recién comienza, en unos países con mayor convulsión que en otros, la pregunta aquí es: ¿Nos ayudaremos entre humanos, sin importar el país donde estamos? ¿o persistiremos en los nacionalismos y patriotismos que nos tienen como estamos?

3 comentarios en «Del Estado moderno al Estado Profundo»

  1. Clau me quedo con dos ideas:
    1ro. Implementar en la Educacion el análisis critico de libros sobre política
    2do. Nos ayudaremos entre humanos sin importar el pais que sea?
    Excelente reflexión para esta crisis que estamos viviendo varios paises en el mundo entero.

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