Quiero saber cómo el sujeto humano entra en los juegos de verdad (…) que adoptan la forma de una ciencia, de un modelo científico, de instituciones o prácticas de control.

Michel Focault, en Las palabras y las cosas.

Reseña:

La ética contemporánea gira sobre dos grandes ejes: Por una parte, las cuestiones acerca de la responsabilidad del Estado para habilitar y promover el desarrollo humano (en lo colectivo y en lo individual), y por la otra, el interés primordial de cada sujeto por realizar sus propia autorrealización, desde sus propias búsquedas, intereses, verdades construidas o creídas incuestionablemente o con cierta duda, pero sin mayor indagación. El presente ensayo aborda a tres filósofos esenciales en la historia del pensamiento, que brindaron marcos propicios para la reflexión ante estas cuestiones: Carlos Marx, Federico Nietzsche y Sigmund Freud, a partir de ellos iniciarán sus planteamientos sobre la ética del lenguaje, el conflicto de las interpretaciones y la ética del cuidado, filósofos como: Foucault, Ricoeur, Rancière. Será Ricoeur quién denominará maestros de la sospecha a los filósofos del siglo XIX que desenmascararon el estatus quo y las tradiciones heredadas de la modernidad y la edad media, de los siglos anteriores. Si bien estos filósofos de la sospecha no habilitaron una ética como tal, nos proporcionan elementos para la comprensión de un ethos contemporáneo comprendido como fuente donde fluirán corrientes de interpelación a la historia, de replanteamiento de un nuevo modo de ser y hacer, de elegir cuidar o perecer en el planeta, en la ciudad, en la casa, en la sociedad, todo junto a los acontecimientos que vivimos hoy por hoy en el mundo, nos hará pensar seriamente en la necesidad de una reposición de la ética universal.

INTRODUCCIÓN:

El punto de partida de este ensayo es la pregunta: ¿Qué aportan a la necesidad de reposición de una ética en la actualidad las posturas que esgrimen los denominados “maestros de la sospecha”?, para responder la pregunta he tomado como referencia los libros de fundamentos de la ética (Marx, Nietzsche y Freud) y lecturas que son parte de mi bibliografía de tesis del Magister en ética social y desarrollo humano, entre ellos: Foucault, Ricoeur, Rancière, y reflexiones que he desarrollado a lo largo del semestre.

Partiremos de la expresión “maestro de la sospecha”, explicitando que esta caracterización fue dada por primera vez por Paul Ricoeur a Nietzsche, Freud y Marx en El Conflicto de las Interpretaciones – 2da Parte – Psicoanálisis y Hermenéutica, dicha asignación será difundida y muy utilizada en los libros de Foucault. Luego de esta aclaración, continuaré con la pregunta: ¿qué entendemos por «sospechar»?; muchos filósofos del siglo XX, han hecho énfasis en la necesidad de la sospecha como recurso filosófico para las ciencias sociales contemporáneas, para la construcción de una nueva ética en la política, en la educación, en las ciencias médicas, en la comunicación, las relaciones internacionales, la economía, la psicología, la psiquiatría, el arte, la literatura, etc. en todas las ramas del desarrollo humano; es así que siguiendo la comprensión de lo leído en Foucault y que se instaló en mi memoria, diré que sospechar es: conjeturar que algo no es como aparece o que esconde otros sentidos más allá de los que manifiesta (…), aunque es también considerar que lo que se esconde es de sentido contrario a lo que se muestra.

Paul Ricoeur afirma que Freud ha sostenido que existen tres grandes heridas narcisistas en la cultura occidental, a saber: la ocasionada por Copérnico, la que provocó Darwin (cuando descubrió que la ascendencia natural del hombre eran los primates) y la causada por Freud mismo (cuando descubre que la conciencia reposaba en la inconciencia). Es así que Marx, Nietzsche y Freud son denominados ‘maestros de la sospecha’ en la medida de la mirada desconfiada que aplican sobre lo que se presenta como ‘real’ o ‘verdadero’.» Por otra parte Ricoeur expresa que Freud sospechó de la «conciencia» postulando que lo que se esconde, su detrás, es el «inconsciente»; si Copérnico invirtió el geocentrismo; si Darwin sospechó del creacionismo sosteniendo el evolucionismo; si Nietzsche subvirtió el platonismo; si Marx hizo lo mismo pero respecto de la dialéctica hegeliana (Ricoeur, 2008: 95), y luego Rancière en su clásico El maestro ignorante, sospechará del modelo explicativo de la educación y sus consecuencias.

Menciono el libro de Rancière porque desde él me interesa introducir a otro autor que en el ámbito de la educación y lenguaje (ámbito de mi tesis), también vendría a ser un “maestro de la sospecha”. Aquí, el punto de encuentro con estos otros pensadores es la actitud de desconfianza respecto de las categorías de análisis aceptadas en su tiempo, el ejercicio será deconstruir y analizar las gramáticas del pensamiento y del lenguaje. Intentaremos entonces analizar en qué consistiría la sospecha, en qué se fundaría la desconfianza respecto de la categoría de «explicación» y sus consecuencias, qué otros sentidos esconde esta categoría, o bien, si lo que se esconde en este concepto es de un sentido contrario al que se muestra y que ha llevado a ser aceptado como la episteme que, al menos desde los inicios de la modernidad, domina la educación, la política, el lenguaje, el pensamiento, etc.

En educación y siguiendo la lógica de “El maestro ignorante”, parece ser que la necesidad de inversión metodológica revela una sospecha. ¿Cuál?: que explicar algo a alguien es demostrarle que no puede comprender solo, que necesita de un sabio que ilumine al ignorante. ¿Qué es lo que genera desconfianza?: Que la utilización de la explicación como método de instrucción sea más que un medio; y se vuelva un fin en sí misma, para el sometimiento, para la dominación (Rancière2006:10).

La lógica del modelo educativo y de enseñanza de la lectura, de comprensión de la lectura, tenía -y todavía lo tiene- el objetivo de reducir todo lo posible a la desigualdad social, acortando la distancia entre los ignorantes y el saber. Y es aquí donde se manifiesta su máxima desconfianza advirtiendo que «la distancia que pretenden reducir la escuela y la sociedad es aquélla de la que ambas viven y que por lo tanto no cesa de reproducir (Rancière2006: 22).

Vemos entonces que el problema consiste en poner a la igualdad como meta, como un resultado por lograrse, ya que -de esta manera- instruir no puede significar otra cosa más que confirmar una incapacidad de algunos para aprender, leer por sí solos y la superioridad de otros para enseñar. Si el punto de partida es que el maestro sabe y el alumno ignora, y que su tarea consiste en reducir esa brecha, entonces lo único que se logra es confirmar la ignorancia del alumno y la sabiduría del maestro, ya que siempre este último lo aventajará, estos aspectos de la educación, tienen que ver también con la historia, las estructuras de valores impuestos como buenos, la moral de las religiones, el modo de producción y de ganarse la vida del sujeto a lo largo de la historia, y así en varios ámbitos, podemos empezar a escarbar desde la sospecha de que las verdades que nos han sido dadas, son cuestionables, son mutables y responden a intereses particulares, por lo tanto es nuestro deber ciudadano leer, cuestionar, interpelar, investigar, más aún en la era de la información, donde todo está al alcance, pero si no somos criteriosos, podemos caer en el consumismo informacional, vivir indigestados al no saber discernir y discriminar diversas versiones sobre un mismo tema, porque la verdad tiene sus juegos en la historia y en nuestro subconsciente.

Como vemos en Freud: el sujeto está sometido a la conciencia y la dictadura-ignorancia del inconsciente, para Marx el sujeto está sometido al sistema capitalista de trabajo que genera opresores y oprimidos, salarios escuálidos e injusticia social, para Nietzsche el sujeto está sometido a valores que han sido creados por instituciones religiosas y mandatos sociales ajenos al verdadero interés y naturaleza del individuo, para Rancière el sujeto estudiante está sometido a su ignorancia y la del maestro que lo considera ignorante y lo despoja de sus conocimientos previos con los cuales viene a aprender. A partir de ello es que en el siglo XX, Ricoeur y Focault desarrollarán su filosofía partiendo de la sospecha, la desconfianza, porque hay un conflicto de interpretaciones a lo largo de la historia en todos los ámbitos, y es momento de escarbar, cuestionar y replantearnos la ética del presente y el futuro, de donde emerjan una nueva estructura de valores, que no esté basada en las máscaras que imponen los intereses de las instituciones y a las cuales el sujeto colectivo e individual decide adaptarse, para pertenecer, para ser aceptado y vivir en el sistema (de valores, económico, educativo, político, etc.

a) Aproximaciones a los maestros de la sospecha:

Los maestros de la sospecha y sus sucesores, nos hacen ver que existe estancamiento, verdad a media, manipulación, etc. allí donde una inteligencia está subordinada a otra inteligencia, y esto no es simplemente una cuestión de método, sino de filosofía y de política. Se trata de saber si el acto mismo de recibir la palabra del otro es una prueba de igualdad o de desigualdad, se trata de saber si un sistema de enseñanza, currículo educativo, currículo de lecturas obligatorias en el sistema de enseñanza, de valores, de economía, de creencias, tiene por presuposición una desigualdad que debe «reducirse» o una igualdad que debe verificarse. La sospecha, la desconfianza podría constituirse al pensar que quienes ponen la igualdad como meta, parten del axioma de la desigualdad, demostrando a quien pretende enseñar su incapacidad, ya que, explicar algo a un ignorante, a un civilizado, a un pobre, a un explotado, a un poderoso, a un bárbaro (y a todas esas concepciones, epistemes de la modernidad) es ante todo, explicarle que no comprendería si no se lo explicara el dueño de la verdad, de los valores que sirven y los que no (¿que sirven a quién o a qué?), del conocimiento, etc. De esta manera, la sospecha más profunda sería que el axioma de la desigualdad es el modelo con el que funciona el sistema social, de valores, político, educativo, lingüístico, religioso, el orden social, económico, pedagógico (…).

Antes de continuar con el desarrollo del pensamiento de cada uno de los maestros de la sospecha y para profundizar sobre el porqué de ésta denominación, es relevante recordarnos el sentido de este ensayo: reflexionar cómo aportan estos filósofos a la necesidad de una nueva ética, y quiero dejar claro que mi noción de ética es esencialmente; el cuidado de casa, de sí, el horno donde se cocina el carácter del sujeto individual y colectivo; recordemos también las referencias de Pablo Salvat en clases, donde nos dice básicamente que el ethos hace referencia a las acciones realizadas de manera habitual por un ciudadano libre que le hace adquirir personalidad y pertenencia a la polis (en palabras de Aristóteles).

En efecto, distintos autores concuerdan en que el concepto ethos señala, ante todo, la manera en que cada sujeto forja su propia forma de ser, su personalidad, ante el resto de la sociedad; pero esta personalidad la adquiere a través de acciones que lo moldean para ser y estar en el mundo. Así, alguien se hace generoso realizando actos cotidianos de ayuda hacia los demás; se hace deshonesto, si sus actos engañan a las personas con las cuales se relaciona. La forja de carácter es el ethos que cada sujeto va construyendo con sus acciones concretas y continuas dentro de las relaciones sociales que mantiene en su comunidad o polis. La manera en que cada sujeto se constituye como tal, y por lo cual adquiere lo que llamamos una personalidad, no se encuentra desligada de su entorno, sino que interactúa de manera recíproca e insoslayable. La responsabilidad es mutua: acciones del Estado y acciones individuales se entreveran en todo momento. La construcción de la personalidad individual es al mismo tiempo la construcción de la sociedad donde se vive y viceversa, por ello la relevancia de reflexionar desde estos maestros de la sospecha sobre los valores, sistemas y palabras, lenguajes, con los cuales se construye ese individuo que forma parte del desarrollo humano.

Por otro lado, y teniendo en cuenta aspectos del desarrollo humano y la modernidad, los aspectos del contexto histórico, sobre el cual se han desarrollado las propuestas filosóficas de los “maestros de la sospecha”, es importante recordar el progreso ininterrumpido (en lo económico, lo político, lo cultural, lo científico, etc.), desde la actitud propia de la Edad Moderna, en la que el conocimiento será el motor del progreso, ya que cuanto mayor saber se obtenga sobre la naturaleza, más poder y control se podrá ejercer sobre la misma. Esta es una perspectiva pragmática del conocimiento en donde, lejos de consistir en el simple saber desinteresado (un “conocer por conocer”), es una herramienta que el ser humano moderno ha utilizado para imponerse sobre toda la realidad, sobre el otro, sobre un alguien, ya sea la religión sobre sus fieles con su moral, el terrateniente sobre sus feudos con su noción de tierra y trabajo, el amo sobre el esclavo sobre su noción de bondad de Dios para el amo y voluntad de Dios para el esclavo, el dueño de los medios de producción sobre su trabajador poniéndole precio a su mano de obra, el conocedor sobre el ignorante diciéndole cómo aprender, qué y para qué…y así, podemos seguir ampliando los motivos de los cuales se puede sospechar si son ciertos o no, por qué los acatamos y seguimos, por qué queremos pertenecer a uno de estos sistemas.

Continuaré con una descripción de las características filosóficas de los tres maestros de la sospecha.

     b) Descripción del pensamiento Marxista:

Describiré de modo general aquellas nociones asentadas en mi memoria y aprendidas allá en mis tiempos de lectora de Marx y Trotsky, de estudiante universitaria junto a mis amigos de la (Unión revolucionaria de universitarios socialistas U.R.U.S.) de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (U.A.G.R.M.)

El pensamiento de Marx tiene posturas no solo referidas a la economía y la política, sino a la moral y la ética. Cuando se refiere a la historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días: la historia de la lucha de clases, está poniendo en cuestión aspectos de los valores de unos sobre otros, desarrolla esto desde el materialismo histórico, en el cual nos describe a detalle el modus operandi de los diferentes sistemas de producción económica, las relaciones de poder de cada sistema; desde la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, el socialismo, el comunismo; haciendo referencia  a los hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos; en una frase, Marx dirá: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, oculta unas veces y otras franca y abierta; lucha que empieza y termina de modo cíclico, de cuando en cuando, con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases dominantes. Este es el núcleo del pensamiento marxista.

Por una parte encontramos lo que es considerado su concepción histórica: una revolución permanente contra la explotación despiadada de quienes no tienen los elementos materiales mínimos para vivir. Reclamo social histórico contra quienes acaparan las necesidades básicas para poder vivir –alimento, vestido y habitación-. Es bajo este punto de partida donde establece su crítica hacia la moral establecida, entendiéndola como “ideología de la clase dominante”. En efecto, la sospecha se basa en la consideración sobre las normas y valores de una sociedad capitalista burguesa: con los valores y normas propios, a conveniencia, de quien domina. La división de clases ha sido un factor central para esta explotación – burgueses vs. proletariado, señor feudal vs. siervo, amo vs. Esclavo; para romper con esta realidad y plantear una noción de justicia, propondrá la estatización de los medios de producción para que los administre el Estado en beneficio de la mayoría, para satisfacer las necesidades del pueblo, del trabajador que vende su mano de obra y sin ella las fábricas no podrían ser, ni la riqueza ni del dueño de los medios de producción se lograría. Se describe al trabajador como el elemento esencial del sistema de producción, y es él quien debe tomar conciencia de ello, allí Marx nos hablará entonces de una conciencia de clase, para que a partir de ella el trabajador defiende sus derechos y el poder que tiene en el sistema de producción, con la conciencia de clase, se instalaría el proceso revolucionario y la estatización de los medios de producción, según Marx y según Trotsky. El punto es que ninguno de consideró los elementos intraculturales y del subconsciente mezquino del individuo, por más que se estaticen los medios de producción, estos estarán al servicio de la clase que en ese momento defina los valores que guiarán la sociedad…finalmente, tenemos muchos ejemplos este siglo en américa latina y el mundo, en todo caso, ese es otro ensayo.

Esta división es una diferenciación tajante entre opresores y oprimidos. Es la división existente entre quienes controlan los medios de producción de los satisfactores y que por lo tanto establecen los modos de producción. Esta lucha, de acuerdo con Marx, ha sido permanente. La historia se ha desarrollado como la historia de la lucha de clases. Los cambios en los modelos de gobierno y con ello el desarrollo de la moral, las artes y las ciencias han sido promovidos por los intereses económicos. Esto se demuestra en la sociedad moderna. El desarrollo del capital, su acumulación, obedece a la explotación de la minoría que lo conserva sobre la amplia mayoría, quienes producen, paradójicamente, este capital sin posibilidades de acceder a él.

Un texto fundamental para conocer la postura marxista lo constituyen los Manuscritos económicos filosóficos de 1844. La crítica aquí realizada al sistema económico resulta importante por las implicaciones éticas que lo componen. Esta serie de manuscritos realizados bajo la forma de una serie de ensayos sobre temas como el salario, la relación de la propiedad privada y el dinero entre otros, continúa reflejando las tesis antes mencionadas. En efecto, el resultado de la producción capitalista es la constitución de un sujeto enajenado; el obrero se ha transformado en simple mercancía de mano de obra. El fruto de su trabajo ya no le pertenece en manera alguna, antes bien, le resulta extraño y se vuelve contra él. El obrero no es más que un esclavo asalariado, el producto de sus manos se presenta como hostil, pues una vez que lo produce ya no tiene acceso a él. Imaginemos por ejemplo un obrero que se dedica a la producción de sillas. Por cada silla realizada se le paga un peso, pero el valor de mercado de la silla es de cien pesos. El obrero requerirá realizar cien sillas para poder comprar tan sólo una. La enajenación aparece cuando le es arrebatada su energía genérica y se involucra con otros hombres. El obrero ha dejado de ser un individuo libre y se ha constituido en un objeto más del proceso de producción. Aunado a la división del trabajo que sólo le permite participar en una sola parte del proceso (como hacer únicamente el ensamblado de las partes de la silla) crea hombres que producen cosas útiles pero ellos son cada día más inútiles (el obrero sólo sabrá ensamblar sillas) (Marx, traducido en U.R.U.S. manual para estudiantes, 2003).

En el manuscrito sobre el dineroMarx establece una de las formas de enajenación más emblemáticas, pues el dinero al apropiarse y darle precio y calidad a los objetos se constituye en el “objeto en sí”. El dinero es el otro hombre, pues lo que el hombre puede comprar con el dinero ese, es el mismo, será hombre honrado o vicioso, bello o pusilánime, correcto o vago. La representación y uso de la realidad está en concordancia con la capacidad de solvencia económica. El propio intelectual no es más que una mercancía más en el proceso de producción; se es mejor intelectual en la medida del salario percibido y del número de publicaciones de mejor editorial y de mayor costo en el mercado. Lo mismo sucede con el artista y la propia obra de arte que se valora de acuerdo con la cotización económica. La especulación de los grandes capitales constituye la lógica de la comprensión y realización de lo real. Marx escribe: Lo que puedo hacer mío con dinero, lo que puedo pagar, es decir, lo que puedo comprar con dinero, eso soy yo, el mismo poseedor del dinero, (…) El dinero, como este poder de inversión, actúa, pues, en contra de los individuos y de los vínculos sociales, etc., que afirman ser esenciales. Convierte la lealtad en avaricia, el amor en odio y el odio en amor, la virtud en vicio y el vicio en virtud, al siervo en señor y al señor en siervo; la estupidez en talento y al talento en estupidez…ahí estará reflejada la dialéctica materialista (Marx, 2001: 55).

Marx analiza cómo las relaciones entre los hombres han llevado a establecer divisiones de trabajo con vista a producir bienes materiales y riqueza, sin embargo, producto de la división del trabajo se crean las diversas formas de propiedad y con ellas las clases sociales. Esta división del trabajo establece modos de producción que van desde el tribal, la comunidad primitiva que consta de patriarcas, esclavos, con una estructura basada en la familia o tribu; el modo comunal y estatal de la antigüedad que basan su desarrollo en la esclavitud; el feudal que gesta los gremios y el establecimiento de un poder nobleza – ejército – Iglesia; y, finalmente, el capitalista, basado en el desarrollo e inserción de la clase burguesa en  la economía y el poder tradicional, quedando como clase desamparada el campesino y el proletario. La postura marxista enfatizaría el hecho de que la moral no es más que producto de este desarrollo histórico. El papel de las normas éticas es inservible e ideológico, al servicio del poder de turno.

Puede decirse que Marx, a partir de lo anterior establece una crítica de la sospecha contra quienes tratan de establecer normas morales de carácter universal, pues en el fondo la intención es de control y dominio de los medios de producción y de los satisfactores de las necesidades humanas. Sin embargo, el propio Marx establece ya un programa ético, a saber, el de la justa distribución de los medios de subsistencia y de los propios satisfactores, basado en un programa económico de redistribución de la riqueza. Podríamos pensar que el gran imperativo categórico marxista sería: “…acabar con todas las situaciones que hacen al hombre un ser envilecido, esclavizado y despreciable”. Entonces Marx nos estaría planteando la aplicación de una ética práctica antes que una ética especulativa, partiendo de una crítica y denuncia ante la falta de autodeterminación, de conciencia y de autorrealización de los sujetos, para ir por el rescate de las propias capacidades de pertenencia económica y del sentido de comunidad.

     c) Descripción del pensamiento de Nietzsche:

A continuación se abordará el ethos de Nietzsche, desde el génesis de los valores, la trasmutación de los mismos y la voluntad de poder.

Como diría Savater en su libro El valor de elegir: el gran aporte de Nietzsche fue “desculpabilizar” la voluntad del individuo, dado que la religión había servido como esa gran disculpa colectiva ante la vida. Cuando la religión enmarca a los hombres como seres caídos, discapacitados para dilucidar el bien y el mal, se requiere entonces del auxilio divino, quien indica el camino de la reconciliación y de la esperanza (Savater, 2003: 41).

En el discurso religioso, el camino hacia la emancipación y la redención ya está señalado, sólo hace falta seguir las indicaciones de los libros sagrados, de los profetas o gurús, de los patriarcas o de las autoridades eclesiásticas. La culpa del hombre no es tal, sino que este ha sido heredero –tal vez sin siquiera saberlo- del destino que marcó a la humanidad a raíz de las acciones de unos primeros hombres que no comprendieron y/o no obedecieron el plan señalado por la divinidad. El alivio y control de la voluntad se dan gracias a los mecanismos religiosos. Se desconfía plenamente de que el hombre por sí solo pueda reconocer el camino perdido por sus antecesores hacia la salvación.

Este tipo de discurso, para poder estar vigente en la conciencia humana, necesita ante todo proponer una voluntad humana imperfecta, que para poder alcanzar su perfección deberá renunciar a su capacidad de tomar decisiones. Voluntad de renuncia, de sometimiento a la voluntad divina. Por su parte, existe otro tipo de sujeto que ha sido secularizado, y ha traspasado la barrera religiosa para caer nuevamente en la sujeción de su voluntad en manos de un contrato social o de la constitución de algún Estado. Nietzsche produce, a través de su pensamiento un giro de “desculpabilización” de la voluntad, abandonando cualquier intento de legitimarla. De ahora en adelante, lo que le queda a cada sujeto individual es la autocreación de sus propios valores. Es decir, tan sólo le queda la energía homérica (como el mito de la Iliada o la Odisea), propia de los héroes: la arrogancia, la agresividad, la audacia, la crueldad y el afán de dominio y autodominio. Lo anterior contrapuesto a los valores propios del rebaño: la humildad, la cooperación, la compasión, la solidaridad. Estos dos tipos de valores no son en realidad “buenos” o “malos”, sino que sólo sirven a propósitos diferentes, cultivan “estilos de vida” de diversa forma. Es la idea del superhombre que nos presenta Nietzsche. [1]

Para lograr ser este superhombre, se nos planteará un método de deconstrucción, basado esencialmente en la identificación de los valores a los largo de la historia humana, mientras Marx explicó en su materialismo histórico el modo de relación económica del ser humano en la historia, Nietzsche explicará los valores vigentes a lo largo de la historia, partiendo de la explicación de los valores del amo y del esclavo, y del por qué cada cual cree en unos y no en otros. Ante esta descripción, Nietzsche propone la transmutación de los valores, mediante sus tablas de valores, el superhombre que nos propone Nietzsche es uno que surge gracias a la “muerte de la verdad”, la “muerte de Dios”, con la que se pueden tomar las riendas de la creación de nuestras propias vidas. Aquí es importante aclarar que para Nietzsche, la muerte de Dios significa: quedarse como niño, sin sustento, abierto a posibilidades múltiples en el desarrollo personal. Con la muerte de Dios, ya no queda ningún “deber” moral por cumplir, la misma vida deja de tener un “sentido”. Todo se rige de acuerdo a las propias expectativas y acciones personales de vida.[2]

Finalmente diré que la genealogía es, literalmente, la acción de rastrear los orígenes familiares para establecer un árbol genealógico. Nietzsche la utiliza con el significado de rastrear los orígenes de determinados conceptos, valores, en buena medida examinando la historia de los cambiantes significados de las palabras. Su formación en filología (el estudio de las lenguas y de los orígenes de las palabras) lo equipaba para rastrear los significados cambiantes de las palabras que investiga. Su aplicación del método genealógico tiene por objeto demostrar que las opiniones recibidas sobre las fuentes de la moralidad están equivocadas y que, desde el punto de vista histórico, conceptos tales como la bondad moral, la culpabilidad, la piedad y la abnegación se han originado a partir de sentimientos rencorosos contra los demás o contra uno mismo. En ese sentido nos planteará un método de trasmutación de valores, donde a veces propone retomar los valores originales y en otras escribir cada hombre su propia tabla de valores, lo que no acepta es soportar la carga de la moral judeocristiana.

A propósito de tablas, comparto en algunas que trabajé hace unos años, lo que nos propone Nietzsche:

 

Moral del esclavo Valores Prudencia Caridad Humildad
Contravalores Audacia Egoísmo Orgullo

A partir de estas tablas[3] se pueden hacer infinidad de ejercicios, como por ejemplo, la tabla de valores de la moral aristocrática, donde se desarrollará la moral de los señores y la moral de los esclavos, dentro de esta lógica se establecerá la voluntad de poder, para graficar un poco haré la tabla:

MORAL DE SEÑORES MORAL DE ESCLAVOS
Voluntad de jerarquía, de excelencia, am a lo que eleva, lo noble quiere la diferencia. Voluntad de igualdad, resentimiento contra la vida su perior, censura la excepción, glorifica lo que hace soportable la vida a los pobres, los enfermos y débiles de espíritu, la concordia.
Es la moral del héroe, del guerrero, del que no teme al dolor, ni al sufrimiento. Lucha, es la persona que crea valores para sí y para el otro, desde su sentido de superioridad dada por Dios, quien ha muerto por él, ama la muerte de Dios. Altruismo, hermandad entre los hombres, se encuentra con los valores dados, ama y tema a Dios

Podemos seguir haciendo ejercicios, de lo que será un valor para un socialista, un neoliberal, o en mi propio país, para un regionalista o un centralista, para europeo, para un indígena, desde esas tablas irá saliendo la moral de cada uno, se irá desenmascarando lo que hay en el subconsciente de cada individuo, de cada comunidad, inclusive son muy útiles para abordar procesos de integración y diálogo entre unas y otras poblaciones, para promover la conviencia armonios de la diversidad.

Otro ejercicio que se puede hacer con la genealogía de la moral de Nietzsche y que lo realicé cuando fui profesora de Literatura en los Colegios De la Sierra y Alemán de Santa Cruz, para  realizar el análisis de valores predominantes en los textos literarios de diferentes corrientes y épocas de la literatura, mismos que me sirvieron para hacer más cercana las lecturas de Nietzsche a mis estudiantes, fue el cuadro siguiente y anteriores que he expuesto. En el cuadro siguiente verán la identificación de valores instrumentales y valores terminales, dentro de cada uno se establecen valores morales, personales, sociales, y a partir de allí los estudiantes analizarán los personajes y su moral, luego la moral y valores del autor de las diversas obras, la intencionalidad que se asienta en el inconsciente del autor y que luego se hace colectiva. Comparto el cuadro:

Valores instrumentales Valores morales Solidaridad, justicia, libertad…
Valores de competencia Habilidades y conocimientos.
Valores terminales Valores personales Sensibilidad, generosidad, aspectos materiales.
Valores sociales Habilidades para relacionarse con los demás.

El aporte de Nietzsche a las ciencias sociales, a la literatura, la pedagogía,las ciencias jurídicas, fue significativo, incluso las ciencias económicas y comerciales, establecen tablas valóricas, para definir por ej: el tipo de consumidor que existe, así como los niveles de realización del individuo dentro de la sociedad. En estas tablas se explica desde qué valores actúa un vendedor cuyo fin único es instalar su producto en el mercado y en el subconsciente de los individuos para que crean que necesitan consumir el producto que él vende; por otra parte habrá distintos tipos de consumidores: un consumidor responsale que lo hará por “autorealización” y reconocimiento, un consumidor individualista que consumirá por seguridad, un consumidor de subsistencia que consumirá por fisiología o salud, y uno social que lo hará por afiliación o reconocimiento.

Luego de compartir las tablas elaboradas hace unos años y reflexionar sobre los planteamientos de Nietzsche concluiré diciendo que sus planteamientos son muy útiles y prácticos para cuestionarnos de cuando en cuando qué valores rigen nuestra vida como individuos y como sociedad, hacia dónde nos llevan, cuál es la razón por la cual tiene más peso un valor sobre el otro, o un valor es considerado contravalor, y viceversa, según el contexto cultural, histórico en el cual nos encontremos.

d) Descripción del pensamiento de Freud:

Freud nos hizo dudar de nuestros dogmas más inconmovibles sobre la realidad pero sobre todo de nuestra interioridad, nos conminó a la veracidad con nosotros mismos, y así nos desterró del paraíso terrenal de nuestra infancia para sumergirnos sin consideración alguna, salvo para lo que él valoraba como la verdad, en la inhóspita existencia que le está asignada a cada cual. Su sospecha fue intransable, pero jamás cargada de rencor ni resentimiento, sólo comprensible dentro de una cierta integridad y prolijidad.

Freud ha sido implacable en demoler todos nuestros pensamientos y certidumbres más queridos. Nuestra cultura oculta pasiones prohibidas que paradójicamente han hecho posible su surgimiento, el espíritu es una máscara bien pintada pero que silencia con dureza nuestras necesidades primarias, el avance histórico se ha generado gracias al sacrificio inmisericorde de nuestra estirpe animal que pugna por emerger creando un malestar que ha llegado al límite de lo tolerable, la religión es una ilusión que sólo en apariencia nos ayuda a soportar las cargas de la existencia, la muerte la llevamos dentro de nosotros mismos como parte inherente a nuestra condición. Paradójicamente, dirá Freud: nosotros los humanos cuyo mayor orgullo es ser la única criatura de la creación que es racional, que posee la razón, nos desconocemos a nosotros mismos, nos mentimos, engañamos, falsificamos, edulcoramos nuestra realidad interior, con delicados o toscos afeites nos embadurnamos para escapar a nuestras más propias y desazonantes posibilidades de ser (Freud: 2010).

Freud describe la sociedad como un inmenso hospital psiquiátrico, donde lo sano se diferencia de lo enfermo sólo cuantitativa pero no cualitativamente, no hay un corte inequívoco entre el soñar y el alucinar, los conflictos de los neuróticos son nuestros conflictos sólo que aquellos son más inconscientes o han sido peor manejados o han conducido a mayor autodestructividad, los mecanismos que producen los errores de la vida cotidiana son los mismos que generan los síntomas psicosomáticos, la perversión es el negativo de las neurosis, los niños normales son polimorfos perversos, los deseos asesinos de los psicópatas anidan por igual en nuestros pechos. Como diría Foucault, lo anormal explica lo normal y no lo inverso o Ricoeur en sus explicaciones sobre hermenéutica y psicoanálisis en el Conflicto de las interpretaciones (Ricoeur, 2008: 105)

e) Conclusiones y reflexiones finales:

Algunas consecuencias son los pensadores Ricoeur, Focault, Savater, Bernardo del Toro, y todos los pensadores que hoy por hoy se replantean una ética acorde a nuestras necesidades, después de haber desenmascarado los sistemas de valores, económicos, políticos, sociales, religiosos, psicológicos, psiquiátricos, lo menos que podemos hacer es proponer caminos hacia una ética del cuidado, del respeto de la libertad y del valor de elegir, para ello, debemos asumir nuestra responsabilidad como individuos, leyendo, informándonos, porque la democracia se goza mejor en la medida que la mayoría se autoconoce, se autoexplora en sus potencialidades y límites, aceptando ambos.

Los maestros de la sospecha, no dirán sí o no, bueno o malo, como bien indica Ricoeur: ellos irán a la entraña de cada cosa, y para ello en nuestra época, se requiere mucha lectura, mucha perseverancia, la única certeza es: seguir leyendo. Los tres maestros de la sospecha necesitaron más vida para continuar, con la que tuvieron nos dejaron las bases, y tenemos en pocas palabras esto: para Marx la conciencia se falsea o se enmascara por intereses económicos, en Freud por la represión del inconsciente y en Nietzsche por el miedo del débil.

Los maestros de la sospecha promovieron en Ricoeur, el estudio de la historia, el pensamiento desde la deconstrucción, para plantearle al individuo-lector opciones, que únicamente él debe elegir, entendiendo esta acción como el acto de leer…a lo largo de la deconstrucción Ricoeur nos dará opciones léxicas, semánticas, para referirnos a lo ético, lo moral, lo bueno, lo malo, lo correcto, incorrecto, para desembocar en lo que está más allá del bien y del mal, y tiene que ver con el conflicto de la interpretación, porque hay una infinidad de posibilidades semánticas, semióticas, filosóficas, el desafío será discernir, de acuerdo al contexto, disentir antes que asentir a la ligera, consensuar, una u otra palabra, para abordar determinado asunto, Ricoeur dirá: desde un juicio de valor, hasta un juicio en tribunales, desde una decisión religiosa respecto a la culpa y el pecado, hasta una decisión familiar sobre la lealtad y la traición (Ricoeur, 2008: 383). El reto cuando se lee la ética y moral de Ricoeur, es no dispersarnos, darnos cuenta de que su planteamiento nos invita a atravesar y comprender todas las anteriores corrientes filosóficas, nos invita a entender la importancia de los maestros de la sospecha en la era de la información, a cuestionar todo lo que llega a nuestra vista, a cuestionar nuestra propia episteme y pensamiento. Con los maestros de la sospecha, planteados por Ricoeur empezamos a desentrañar el lenguaje, el subconsciente, los valores, las estructuras que nos han sido dadas como ciertas y estáticas, para remover todo, y proponer sistemas que nos hagan más libres y plenos.

Vemos entonces que la experiencia histórica muestra que no hay regla inmutable para clasificar, en un orden universalmente convincente reivindicaciones tan estimables como las de la seguridad, la libertad, la legalidad, la solidaridad, etc. Sólo el debate púbico, cuyo resultado sigue siendo aleatorio, puede alumbrar un cierto orden de prioridades. Pero este orden no valdrá más para un pueblo, durante un cierto período de su historia. El debate público aquí es el equivalente al plano de las instituciones…el juicio político es, aquí también, del orden del juicio en situación. (Ricoeur, 2013: 255)

Los maestros de la sospecha aportan a la necesidad de reposición de una ética en la actualidad porque nos dan herramientas de análisis, métodos de observación y organización de lo observado, para con ellos escudriñar en la historia de cada piedra, de cada gota de agua, de cada valor, de la moral y la ética establecida por los diversos sistemas que han habitado el planeta. Los maestros de la sospecha, desde las propuestas de Ricoeur, son muy prácticas para analizar los discursos políticos de varios líderes latinoamericanos, desmenuzando cada palabra, identificando las connotaciones de una misma palabra en un lugar y otro, estableciendo criterios de análisis, para saber hacia dónde se dirigen las intenciones, el programa político de tal o cual partido, para analizar los currículos educativos que se imponen a los profesores en diferentes partes del continente, para preguntarnos e investigar: Cuál es la visión de ciudadano que pretenden formar desde el aparato curricular.

Por otro lado, se puede “ejercitar” a los maestros de la sospecha y a los mismos Foucault o Ricoeur, leyendo clásicos literarios, y tomando los métodos que cada uno propone para entender desde el subconsciente, desde los valores y voluntad de poder en sus personajes, desde la posición de clase social y etapa del materialismo histórico en la cual está contextualizado el personaje y finalmente, develar todo el armazón de paradigmas y significados, desde los campos semánticos hasta los semiológicos que plantea Ricoeur en su propuesta filosófica. Considero también, y tal vez por ello mi interés en Ricoeur, que es importante la filología básica para abordarlo, en ese sentido, como filóloga me interesa su propuesta para ampliar hacia lo filosófico, epistemológico mis análisis de obras literarias, discursos políticos, mi propia escritura de poemas, novelas y ensayos sociopolíticos.

En este camino de deconstrucción, escudriñaje…no tengamos muchas ilusiones, porque lo más seguro es que el agujero sea cada vez más grande, y la sed de leer también, pero ese agujero y la sed que generan, es precisamente lo que necesita el ser humano de hoy, para no caer en el facilismo del asentimiento ante las falacias del sistema, para encontrarse a sí mismo y vivirse antes de dejarse vivir por uno u otro sistema (político, económico, religioso, educativo, etc.).

Finalmente diré que los maestros de la sospecha nos animan a hacernos preguntas, a aprender desde la pregunta antes que desde la afirmación o memorización ciega de un enunciado que no es nuestro, nos recuerdan la importancia de no dejarse arrastrar por las circunstancias, nos provocan vivir nuestra ciudadanía de forma de forma crítica, analítica, a no dejarse llevar por los vientos y las corrientes de moda, a poner los pies en la tierra, porque se precisa tener un piso firme si se desea actuar e impulsar un cambio.

Es justamente de esta interrelación sujeto-sociedad-historia la que cuestionan los maestros de la sospecha, de allí emanan la comprensión del concepto del ethos: el cuidado de la casa de sí mismo, con qué carácter cuidamos esto o lo otro, con qué carácter nos hacemos o deshacemos de ciertos paradigmas…hacerse de un carácter implica ya construir y cuidar la propia morada donde se habita (podemos ser nosotros mismos como ser o el lugar que habitamos, desde nuestro hogar familiar hasta el planeta tierra).

El sujeto construye mediante sus acciones cotidianas, el tipo de sociedad en la que se desarrolla de manera recíproca. Es aquí donde brota el sentido de responsabilidad en las acciones que se realizan (desde pensar hasta hacer); el ethos no sólo es el fogón del carácter personal, sino que además va de la mano con la constitución del propio Estado. El ethos es el horno del carácter, el desarrollo de los propios intereses individuales, se dan a la par con el cuidado y la constitución de la casa donde se mora, el país donde se vive, del planeta que se habita. Y como hemos visto en este ensayo, en la tradición filosófica existen distintas corrientes y posicionamientos que tratan acerca del desarrollo del carácter de cada individuo, además de diferentes perspectivas que hacen más énfasis en la responsabilidad del Estado para la propia autocreación individual, cada quien desde su búsqueda, desde su verdad, explorar, incluir las diversas epistemes de la historia y las culturas, dejar de cometer “epistemicidios” y así entre todos repensar la reposición de la ética que necesitamos como humanidad para sobrevivirnos a nosotros mismos.

Referencias Bibliográficas:

  • Genealogía de la moral, primera disertación: Bien y mal, lo bueno y lo malo.
  • Apuntes gráficos de material de clases de Filosofía y literatura, para estudiantes en el Colegio Alemán de Santa Cruz-Bolivia, 2013.
  • Ética y moral, Ricoeur, Alianza editorial, 2013 (lectura facilitada por Francisco Saavedra)
  • El conflicto de las interpretaciones: ensayos de hermenéutica, Ricoeur, segunda edición en español 2008. (Biblioteca personal)
  • Ética a Nicómaco, Aristóteles, Alianza editorial, edición 2005 (Biblioteca UAH)
  • 1-Marx C, Engels F. Manifiesto del Partido Comunista. Moscú: Ed. Progreso,1966. (Biblioteca personal)
  • Marx C. Manuscritos económico filosóficos de 1844. México, D.F: Grijalbo; 1968(Biblioteca personal).
  • Vilar G. Marx y el marxismo. Historia de la ética [Internet]. 1999 [citado 26 Dic 2016]; 2. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1372402
  • Savater F. Nietzsche. En: Camps V (Coord). Historia de la ética. Vol. III. Barcelona: Editorial Crítica; 2002. (Biblioteca Personal)
  • El “Discurso del Loco”. Aforismo 125 de la obra de Nietzsche “La Gaya Ciencia”.  Filosofía, Psicología y algo más…[Internet]. 7 Sep 2007 [citado 23 Dic 2016]. Disponible en: http://clasesnatalia.blogspot.com/2007/09/aforismo-125.html
  • Freud, El malestar de la cultura, traducción de Luis López Ballesteros, edición PDF, biblioteca personal.
  • Ranciér, El maestro ignorante: cinco lecciones sobre emancipación intelectual, traducción de Núria Estrach, edición PDF, biblioteca personal.
  • Foucault, Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas, traducción de Elsa Cecilia Frost, Siglo XXI Editores, Argentina, 1968.

[1] Reflexiones del círculo de Filosofía y literatura con estudiantes del colegio Alemán, 2012, Santa Cruz de la Sierra Bolivia.

[2] Explicación del mito del superhombre y la muerte de Dios según, Nietzsche, para desmitificar el ateísmo y la falta de respecto que se divulga respecto a este filósofo, ya que sus planteamientos no atacan la iglesia ni las religiones, simplemente describen el funcionamiento de éstas desde una perspectiva reflexiva, analítica y cuestionadora, que a largo plazo, estableció profundas mejoras en las mismas instituciones religiosas y sociales.

[3] Tablas desarrollada con estudiantes, para establecer categorías de pensamientos relevantes en los juegos de poder dentro de la historia humana y en una obra literaria.

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